Falcón mandó a hacer un túnel de la prisión que desembocara a la cercana avenida Héroes de Nacozari, dándose a la fuga en 1976. Tras el escape el gobierno quedó en ridículo, por lo que el presidente Luis Echeverría ordenó el cierre del penal ese mismo año, el edificio fue convertido en el Archivo General de la Nación.
Después de los arreglos del conflicto cristero en junio de 1929, muchos católicos no los aceptaron y se mantuvieron en pie de lucha. Entre ellos destacó el sacerdote José Aurelio Jiménez Palacios, quien fue acusado de haber bendecido la pistola utilizada por José de León Toral para asesinar a Álvaro Obregón. En 1932, el sacerdote fue capturado y enviado a purgar su condena en el penal de Lecumberri. Sus correligionarios crearon una sociedad secreta llamada La Causa de la Fe con la intención de liberarlo. Llegado el momento, el sacerdote no quiso fugarse y los dirigentes de La Causa de la Fe liberaron a Enrico Sampietro, un falsificador de papel moneda de fama internacional. Así, mientras que una parte de los católicos aceptaron las directrices fijadas por el episcopado, otros invadieron los terrenos delictivos y criminales.
Fuga De Lecumberri Libro.pdfl
DOWNLOAD: https://tlniurl.com/2vKci1
La Peni se ubicaba en el imaginario colectivo como un lugar de purga y arrepentimiento; reconocida por sus crueles métodos disciplinarios, contaba con puertas diseñadas a prueba de fugas, torres de vigilancia, una muralla de 10 metros de alto y guardias atentos a cada movimiento de los internos. Para el recién sentenciado la prisión mexicana era un calabozo grotesco, inaguantable.
La adicción no frenó las ideas que brotaban de su mente alucinando una fuga. El apuro por volver a las calles lo llevó a efectuar ocho intentos para huir de las rejas, mas el resultado era irrevocable: siempre fallaba. En una de tantas ocasiones decidió fingir apendicitis para que el conductor de la ambulancia empleada por el reclusorio lo dejase escapar. La idea se desmoronó cuando el chofer fue despedido.
Parte del helicóptero Bell modelo 47 utilizado en la espectacular fuga de aquel 1971, era color azul brillante, similar al aparato en el que viajaba el entonces procurador de justicia capitalino.
El 19 de agosto de 1971 el doctor y teniente coronel José Luis Campos Burgos, (sentado, en traje y corbata) director de la Penitenciaría de Santa Marta Acatitla, y el mayor Juan Tovía Martínez, jefe de vigilancia, explican cómo fue la espectacular fuga de Joel David Kaplan y Carlos Antonio Contreras Castro. Foto de Archivo EL UNIVERSAL.
Empresarios y artistas aprovecharon la oportunidad para capitalizar la noticia. Warren Hinckle, Eliot Asinof y William W. Turner escribieron el libro La fuga en 10 segundos: El escape en helicóptero de Joel David Kaplan. Igualmente se realizó una película: breakout o fuga suicida en su traducción al español, dirigida por Tom Gries. En la cinta se incluyen bailarinas exóticas, asesinos a sueldo y hasta sombreros texanos.
Estaba claro que el circo no dejaría de crecer. Para infectar más la imagen del sistema penitenciario mexicano, Carlos Contreras Castro, en 1974, publicó su versión de lo sucedido; bajo el título de La fuga del siglo. Un relato verídico, dejó de manifiesto la incapacidad de los gendarmes para recapturarlo. La cereza del pastel estaba puesta.
Resumen: Carlos Montemayor es un escritor poco atendido en México por la crítica literaria a diestras y siniestras y se lo ha apropiado convenencieramente cierta vertiente política autodenominada de izquierda y carente de ejercicio crítico y autocrítico. Partiendo de su novela Las armas del alba el presente artículo la analiza en relación interdiscursiva con Guerra en el paraíso, La fuga y Las mujeres del alba, las otras novelas de Montemayor acerca de la guerrilla en México durante los años sesenta y setenta del siglo inmediato pasado, para extraer de ahí algunas conclusiones provisionales en torno a cómo ante la carencia desde el análisis histórico sobre el tema en cuestión, la narrativa de ficción creada por nuestro autor con un sustento documental devino aporte historiográfico sin perder su esencia y calidad como obras estrictamente literarias.
Abstract: Carlos Montemayor is a writer little served in Mexico by dexterous and sinister literary criticism and some self-described political left and lacking exercise critical and self-critical shed has proper it is convenencieramente. On the basis of his novel Las armas del alba this article analyses it in interdiscursiva relationship with Guerra en el paraíso, La fuga y Las mujeres del alba, other Montemayor novels about the guerrillas in Mexico during the sixties and seventies of the last century of immediate, to extract there some provisional conclusions about how in the absence from the historical analysis on the subject matter the narrative of fiction created by our author with a documentary support became historiographical contribution without losing its essence and quality as a strictly literary works.
Resumo: Carlos Montemayor é um escritor pouco servido no México pela crítica literária destro e sinistra e um galpão de crítica e autocrítica auto-descrito esquerda e falta de exercício político tem adequada é convenencieramente. Com base nas suas novas armas de alba este artigo analisa interdiscursiva relacionado com a guerra no paraísode fuga e as mulheres da Aurora, outros romances de Montemayor sobre as guerrilhas no México durante os anos sessenta e setenta do século passado, de imediato, para extrair de lá algumas conclusões provisórias sobre como na ausência da análise histórica sobre o assuntoa narrativa de ficção, criada pelo nosso autor com um suporte documental tornou-se a contribuição historiográfica sem perder sua essência e qualidade como uma obras estritamente literário.
Partiendo del texto señalado líneas atrás el presente trabajo tiene como uno de sus objetivos analizarlo en relación interdiscursiva con Guerra en el paraíso (1991), La fuga (2007) y Las mujeres del alba (2010)[2], las otras tres novelas de Montemayor acerca de la guerrilla en México -sin obviar, por supuesto, las otras novelas del autor: Mal de piedra (1980), Minas del retorno (1982) y Los informes secretos (1999), así como el relato Operativo en el trópico (1994), los cuales se hermanan con la al través de la apuesta por la condición humana, cambiante ésta según la realidad social en que se inserte aquella, como eje amalgamador de la obra montemayoriana-, para extraer algunas conclusiones provisionales en torno a cómo, en algunos casos, ante la carencia o poca producción desde el análisis histórico sobre un tema X la narrativa de ficción deviene aporte historiográfico, en el entendido de que la narrativa historiográfica y la periodística tienen la obligación de dar cuenta de los hechos -a partir de las evidencias documentales y/u orales primarias y secundarias- como acontecieron y de ahí extraer sus interpretaciones; y la narrativa de ficción tiene la obligación de imaginar -a partir también de las fuentes primarias y secundarias a la mano-, de dar cuenta de ellos -de los hechos- como pudieron, o mejor aún como debieron, haber acontecido .
Así, no temiendo ni rehuyendo al conflicto político que en sí mismo representaba el caso Madera, nuestro autor construyó un texto relacionado temáticamente con su Guerra en el paraíso como precedente literario, aunque no histórico - novela ésta que indaga e interpreta los procesos de existencia y lucha de la Brigada de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres, guerrilla comandada por el profesor Lucio Cabañas Barrientos en la sierra de Guerrero y heredera de Madera-, que inserta la novelística en el terreno de la historiografía, ofreciendo el primer punto de vista ordenado y sistemático sobre la acción guerrilla en Madera y deviniendo ambas novelas, aunadas a La fuga y a Las mujeres del alba del propio Montemayor, los textos -así, sólo esto, sin etiquetas de géneros o subgéneros- más importantes publicados hasta hoy sobre la guerrilla guerrerense cabañista, sobre la guerrilla chihuahuense y sobre la guerrilla toda en México.
El haber salido de la lógica prosoviética dominante en los sesenta y setenta condenó a dichos movimientos armados al olvido o, en el mejor de los casos, a ser acusados de manifestar una visión estrecha, local, de muy corto plazo y, como se decía en el caló político de la época, , lo que se desmiente con la lectura de por lo menos tres de las obras de Montemayor -Guerra en el paraíso, Las armas del alba y Las mujeres del alba-. En ellas nos percatamos de que el asalto no fue para nada un acto aislado y aventurero, sino la culminación o el último eslabón de una serie de movilizaciones regionales en demanda de justicia social, defensa de la tierra y autodefensa campesina frente a la represión y violencia de los terratenientes apoyados por los gobiernos estatal y federal; y esto se vuelve a manifestar y se reafirma como refuerzo en La fuga:
Guerra en el paraíso, Las armas del alba, La fuga y Las mujeres del alba, sobre todo el segundo, son trabajos narrativos sostenidos por una acuciosa investigación documental y de campo bajo un acontecer histórico que los contiene y los define; y en este sentido son eminentemente textos de no ficción, realistas, productos de una inteligencia analítica e interpretativa poco común; son también obras donde el talento como narrador de su autor aporta la cuota de ficción necesaria y justa que echa a andar la imaginación sin que ésta pierda jamás el contacto con lo realmente existente, sin mentir, pero sin sucumbir ante el corsé que la propia historia tiene de suyo por ser eso ya: historia.[18]
Como buen salmón Carlos Montemayor, un intelectual incómodo para diestras y siniestras por fuerza de su heterodoxia, un escritor políticamente incorrecto, apasionadamente analítico, rigurosamente sensible y solidario sin tapujos y , transita a contracorriente de la numerosa mecanografía que inunda hoy las librerías y enfrenta temáticas controvertidas en sí -la guerrilla y sus hombres y mujeres, la miseria transgeneracional de los jodidos de siempre, el asedio estadounidense a las naciones latinoamericanas, el sucio mundo de los sótanos policíacos-, las que tienen nulo glamour y muchos anatemas a cuestas; vaya: que resultan incómodas de siempre. Y el resultado de ello es una narrativa original que acrisola lo mejor de la tradición cultural periodística, de la narrativa de ficción y de la crónica histórica, produciendo -en el caso de Las armas del alba, sobre todo- algo que bien pudiéramos definir como los textos literario historiográficos más acabados, serios y solventes sobre la guerrilla chihuahuense, piedra de toque ésta de lo que vendría a ser esa que acompañó a nuestro siglo XX, y continúa acompañando a nuestro siglo XXI, como recordatorio permanente de la injusticia social prevaleciente en el proyecto de nación mexicana. Y convirtiendo en tópico literario/histórico a esa expresión del descontento nacional que es la guerrilla mexicana Montemayor nos ofrece, con Guerra en el paraíso, Las armas del alba, La fuga y Las mujeres del alba,cuatro muestras portentosas de que la buena narrativa -así nomás, a secas y sin adjetivos ni apodos-, escrita por los que saben hacerlo, es aún, en este siglo XXI donde la ideología del globalismo pretende difuminar los localismos, una noble arma para recuperar las mejores herencias nacionales y mediante la imaginación de la realidad rehacer la historia y contribuir con solvencia a la literatura y a la historiografía mexicana contemporáneas. 2ff7e9595c
Commentaires